lunes, 5 de mayo de 2008

El Gobierno Vs El Pueblo

1. La tensión político-económica, hace conveniente destacar que hoy no es posible un colapso como el que sufrió la Argentina en 1989 con la hiperinflación o en 2001 con el estallido de la convertibilidad. El modelo de crisis que hoy puede sufrir la Argentina es lo que ha sucedido en la última semana de abril en Venezuela. Este país tiene 30% de inflación anual y Chávez impuso control de precios, incluyendo los alimentos. Esto llevó al desabastecimiento, la comida subsidiada para los sectores populares terminó desapareciendo o siendo vendida en el mercado negro y finalmente el gobierno venezolano se vio obligado a aceptar la realidad que venía eludiendo y postergando. Para que aparezcan los alimentos fue necesario aceptar su valor real. El precio del pollo aumentó así 84%,- alimento fundamental en ese país,- y los demás alimentos tuvieron aumentos menores pero de gran magnitud.
Esto ha sucedido al mismo tiempo que el precio internacional del petróleo, que es la principal exportación del país y su mayor fuente de recursos fiscales, alcanza un nivel record entre 110 y 120 dólares. En este contexto, si las elecciones municipales que tendrán lugar en noviembre se realizaran hoy, Chávez sería derrotado. La causa es simple: la inflación y al falta de alimentos erosionan el consenso de cualquier gobierno, ya desde la época del Imperio Romano, donde ya se recurría a subsidiar al pan para evitar revueltas populares.
2. El Pacto Social anunciado por el oficialismo para el 25 de mayo, cuando el kirchnerismo cumplirá cinco años en el poder, se asemejaría al tipo de controles que acaba de fracasar en Venezuela. Es así como no sólo en la Argentina la negación a aceptar la realidad está gestando la crisis más gratuita de la historia, sino que ello esta sucediendo al mismo tiempo que en Venezuela, se está mostrando con algunos meses anticipación lo que sucederá en el país con el rumbo que se está tomando. Los economistas han venido preguntándose que sucedería en el momento que Kirchner -asumiendo en este caso que es quien sigue ejerciendo el poder real detrás de su esposa- tuviera que tomar decisiones en situación de restricción económica. Es que durante veinte años de poder político -cuatro como Intendente de Río Gallegos, doce como gobernador de Santa Cruz y otros cuatro como Presidente de la Nación- siempre gobernó en una situación de bonanza en materia de recursos. Ahora, por primera vez tiene que tomar decisiones con restricciones. En ello influye que el aumento del gasto público nominal entre el 30 y el 40% anual ha creado una situación de crisis. Para continuar con este nivel de gasto -necesario para mantener las lealtades políticas, sindicales y empresarias- se hace necesario seguir emitiendo y aumentando los impuestos en un contexto de inflación creciente.
3. En la restricción, el kirchnerismo está mostrando un fuerte déficit de gestión. Nunca se reemplaza un ministro de Economía a la media noche de un jueves, sino que es necesario hacerlo en la tarde del viernes. De esta manera se cuenta con dos días sin mercados -sábado y domingo- para clarificar mensajes y diluir incertidumbre, de manera que el lunes por la mañana, al abrir los mercados, lo hacen con la incertidumbre resuelta o, por lo menos, reducida. El derrumbe de los mercados del último viernes de abril fue por no haber respetado esta regla básica, de reemplazar los ministros de Economía el viernes por la tarde y no durante la semana. Paralelamente, tanto Kirchner como Cristina siguen insistiendo con el mensaje de que no van a enfriar la economía. En el actual contexto, ello es decirle a
quienes toman decisiones económicas que no habrá política anti-inflacionaria, justo en el momento en que la confianza económica ha entrado en crisis. A ello se agrega que falta un año y medio para las elecciones, por lo cual este discurso -que aumenta la incertidumbre económica- no puede explicarse por ninguna urgencia electoral.
Por último, el anuncio de que el 25 de mayo habrá un Pacto Social que frenará la inflación mediante acuerdos, controles e incluso congelamientos, es anticiparle a quienes toman decisiones económicas, que tienen sólo algunas semanas para aumentar los precios, dado que después de la fecha patria no se podrá hacerlo.
4. La segunda parte del interrogante era si en el momento de restricción, Kirchner se iba a inclinar por soluciones pragmáticas al estilo Lula o medidas populistas como las de Chávez. Hasta ahora va más en dirección del Presidente venezolano que del brasileño. Con sólo mirar lo que acaba de suceder en Venezuela es suficiente para cambiar el rumbo que ha tomado el gobierno y evitar la crisis en ciernes, que no es ni necesaria ni inevitable.
Pero el problema de la política argentina es que no siempre ocurre lo lógico y con demasiada frecuencia sucede lo improbable. Es a partir de esta curiosa y paradojal regla, que el kirchnerismo ha creado la crisis más gratuita de la historia. Decisiones simples y sencillas todavía pueden evitarla, pero hasta ahora no aparecen señales de que vayan a hacerlo. Frente al conflicto del agro, la estrategia real del gobierno es prolongar una negociación confusa, de manera que los autoconvocados se precipiten a la ruta quebrando el frente del sector. Es posible que obtenga el objetivo, pero a costa de que la protesta se hará más anárquica e incluso inmanejable. En el frente externo, el hecho que 175 hayan votado a favor de la reforma del FMI y sólo 3, Argentina, Angola y las islas Palau lo hayan hecho en contra, muestra que la administración Kirchner no está poniendo atención a las señales externas que pueden generar desconfianza en el campo económico.
5. En conclusión:
a) Pese a la tensión político-económica que vive la Argentina, hoy no es posible un colapso como el de 1989 o 2001, pero si es posible una crisis como la que está viviendo Venezuela.
b) El Pacto Social que el gobierno anunciará la administración Kirchner el 25 de mayo, puede profundizar controles e incluso congelamientos.
c) Frente a la restricción económica, el Kirchnerismo muestra una fuerte incapacidad de gestión.
d) Al mismo tiempo, es claro que en la dificultad, gira más en la dirección de Chávez que la de Lula.

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