martes, 25 de noviembre de 2008

Los industriales piden una nueva devaluación del peso


Dicen que la medida servirá para ganar competitividad y no tendrá un impacto inflacionario

Francisco Olivera
LA NACION

Se terminó el carnaval. Los industriales argentinos se habían desacostumbrado a la amargura. Pero bastó con advertir las caras de ayer, las frases punzantes en el hotel Sheraton de Pilar, para entender que se acercan tiempos duros y de plazo incierto. Volvió el reclamo, como acto reflejo: los empresarios quieren un peso más devaluado.

La 14» Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) mostró el costado real de la crisis. Hombres que empiezan a notar caídas en la rentabilidad, que temen por un inminente deterioro en el nivel de empleo y que, acaso por primera vez en este foro en la era kirchnerista, ensayan alguna crítica. El desvelo cambiario era en Pilar tan unívoco y notorio que, a media mañana, el economista Roberto Frenkel arrancó su exposición con un chiste filoso: "Me la pasé 10 años diciendo que el tipo de cambio estaba atrasado y no conseguí que me invitaran a la UIA. Algo hemos progresado: ahora me invitan".

Nadie quiere dar números. "No, cifras, no. Pero con un tipo de cambio un poco más alto estaríamos mejor", contestó ante la consulta José Luis Basso, dueño de la fabricante de válvulas Basso. Lo mejor fue, entonces, buscar al referente de muchos de estos hombres de negocios: en el lobby, LA NACION se encontró con el economista Aldo Ferrer. ¿Qué tipo de cambio sería el ideal?, fue la pregunta. "Mire, nosotros perdimos una excelente oportunidad cuando se depreciaron todas las monedas de la región -dijo el autor del libro Vivir con lo nuestro -. En ese momento se tendría que haber fijado en cuatro pesos y después sostenerlo." ¿Eso no erosionaría el salario?, se le insistió. "No, porque el consumo de los argentinos es mayoritariamente de compre nacional", contestó Ferrer, antes de aceptar una tercera pregunta: ¿pero no subiría el precio de los alimentos? "Para eso están las retenciones", culminó.

Algunas plantas empiezan ya a parar parcialmente. Hay automotrices que admiten estar aumentando las horas de suspensión de personal. A los industriales santafecinos les cambia el gesto con sólo recordar un concepto: tasa de interés. "¡Pagamos un 60 por ciento!", se quejó Carlos Capisano, presidente de la Federación Industrial de Santa Fe, que se había presentado ante los cronistas de LA NACION y Clarín con una broma: "Muchachos, ¿ustedes pueden hacer algo para subir el dólar?". Esa medida, dijo, sería una de las trabas que necesitan para frenar un supuesto aluvión de importaciones, lo que más dicen temer.

El economista duhaldista Javier González Fraga los había alentado desde temprano. "Hay que lograr que bajen las tasas de interés. Pero no van a bajar mientras esté deprimido el tipo de cambio. No es momento de pensar si una devaluación es inflacionaria. La expectativa inflacionaria está más por debajo que por encima del 15 por ciento", había dicho. Se sumó Ferrer: "Si el tipo de cambio no es competitivo, todo lo demás es literatura".

LA NACION le preguntó a Capisano lo mismo que a Ferrer: si una devaluación no limaría el poder adquisitivo. "No -contestó-, porque hay un proceso de recesión muy grande." La sola mención de la palabra causó una sorpresa que el propio Capisano se encargó de reforzar: "Hay recesión, sí. Hay un enfriamiento muy grande. Cerca de Las Parejas hay empresas con venta cero".

Este es el contexto que le espera hoy a la presidenta Cristina Kirchner, que cerrará la conferencia. Con ironía, el máximo ejecutivo de un grupo industrial se anticipaba a la visita: "Yo no sé lo que le pasa a la Argentina. Brasil nos sacó un campo enorme. Y mañana viene alguien al que vamos a tener que aplaudir".

Bastante más sugerente fue Roberto Domenech, presidente de la conferencia y aliado agroindustrial que tuvo el Gobierno durante la crisis agraria, que pidió en el discurso de apertura "retomar el sendero que la economía argentina transitaba hacia fines del año anterior".

Preocupación

Tras los paneles, preocupado porque no podía ubicar en el celular a Hugo Moyano, líder de la CGT, el dueño de una pyme se sentó en una de las sillas y soltó, cansado y en voz baja, frente a LA NACION: "Estoy muy amargado". Basso trató de ser menos drástico: "Estamos con producción normal, pero atentos a las noticias que te llegan todos los días" .

De ahí el malestar de muchos de los presentes al advertir el contraste que provocaba el discurso del ministro de Economía, Carlos Fernández (ver aparte). "Este nos quiere hacer creer que está todo fenómeno, no puedo creer lo que escuché", se quejó un empresario.

lunes, 27 de octubre de 2008

La tormenta perfecta en la economía argentina


Por Roberto Cachanosky
Especial para lanacion.com

¿Cuál es el problema más grave que hoy tiene la economía argentina? ¿El debilitamiento de las cuentas públicas? ¿La distorsión de precios relativos? ¿La falta de recursos para hacer frente a los vencimientos de la deuda pública? ¿La inflación? La respuesta es no. Estos, por cierto, son problemas graves que hay que solucionar, pero el problema más grave es la desconfianza y el temor que ha generado el matrimonio presidencial con sus medidas propias de las monarquías absolutistas. Como economista estoy plenamente convencido que no hay economista que pueda salir airoso de la tormenta perfecta en que nos han metido si detrás de las medidas económicas no hay un gobierno que genere confianza de que las reglas de juego van a ser previsibles y que la propiedad privada va a ser respetada. Los economistas no podemos resolver los problemas de desconfianza que se generan desde la política. No hay política económica que pueda funcionar sin respeto a las instituciones.

¿Cuál es el mensaje que hoy recibe la gente desde el gobierno? Que éste está dispuesto a apropiarse de los ingresos de la población y de sus ahorros sin ningún tipo de límites y, además, suele dar información y formular anuncios que, por decirlo suavemente, no se ajustan a la verdad.

Por ejemplo, ¿cuál es política de desendeudamiento que tanto se jacta el kirchnerismo si hoy tenemos un stock de deuda pública mayor al que teníamos en el 2001 cuando se declaró el default, después de haberle pagado al FMI, hacer una gigantesca quita de la deuda en el 2005, dibujando el IPC para que no se dispare la deuda ajustable por el CER y sin incluir a los holdouts? Ni que hablar de los famosos créditos hipotecarios para inquilinos anunciados en su momento, los U$S 25.000 millones de inversiones chinas y de los créditos baratos para el consumo y la inversión que también fueron anunciados unos pocos días antes de las elecciones del 2007.

Por el lado de las medidas sabemos que ha prohibido exportaciones de carne, lácteos y trigo. Que intentó aplicar un impuesto confiscatorio y en forma inconstitucional sobre las exportaciones agrícolas y que, ahora, intenta confiscarle los ahorros a 4 millones de argentinos que estaban acumulando para cuando llegue el momento de su retiro.

Por lo tanto, lo primero que debemos tener en cuenta para imaginar el futuro inmediato de la economía argentina es que el gobierno es una máquina de generar desconfianza y que cuando las cosas no le salen como quieren, actúan cegados por la venganza y son capaces de adoptar cualquier medida. La más inimaginable está en el listado del gobierno.

Este el contexto "institucional" en el que se mueve el gobierno. ¿Y en el económico? En el económico la actividad está entrando en caída libre (con disculpas a los datos que informa el INDEC). Solo a fuerza de presiones han evitado, transitoriamente, despidos importantes. Los precios de los commodities ya no le sonríen como le sonrieron en los últimos 5 años afectando los ingresos fiscales, y encima el tipo de cambio "competitivo" se lo comió la inflación que generó el BCRA para mantener, por 5 años, el tipo de cambio en 3 pesos. Al mismo tiempo, Brasil devaluó su moneda mientras el dólar se recupera frente al euro. Esto en castellano básico esto quiere decir que será menos atractivo exportar. Si en el mercado interno se cae el consumo por disminución del salario real, la desocupación y el atesoramiento de la gente frente a la incertidumbre, no hay competitividad para exportar y con sus medidas espantan a los inversores, la pregunta es: ¿cuál va a ser el motor que moverá la economía? Lo que les queda es apropiarse de los ahorros de la gente para aumentar el gasto público y tratar de amortiguar los efectos de la recesión que se viene. El discurso de que el gobierno pretende defender a los trabajadores y jubilados con la confiscación de los ahorros es un telón que intenta esconder el verdadero objetivo de la expropiación. Hace falta plata para intentar que la crítica situación económica no se traduzca en una crisis social, sobre todo en el electoral 2009 y por eso se oponen a que se limite el uso de los fondos que se quieren confiscar.

Sabiendo que el gobierno es poco adicto a hablar con la verdad y que ha dado acabadas muestras de despreciar la propiedad privada, no debería sorprender el temor de tanta gente que en los últimos días preguntaba por la posibilidad de un corralito mientras compraba dólares para meterlos en una caja de seguridad. La suba de las tasas de interés para los plazos fijos refleja el miedo de la gente. Y la pregunta que muchos se hacen es: ¿qué tasa de interés me compensa del riesgo de tener activos líquidos al alcance de la mano de un gobierno desesperado por tener más recursos?

Encima, la Argentina nuevamente es cara en dólares. Los precios internos subieron en pesos más que el tipo de cambio. La gente lo advierte. Además, sectores empresariales han salido a pedir enfáticamente que se suba el tipo de cambio. Como el argentino piensa sus ahorros en dólares y no en pesos, la cuenta que hacen es, ¿me compensa la tasa de interés el previsible aumento del tipo de cambio? Y si me compensa, ¿me cubre de la voracidad estatal?

Se argumenta que el BCRA tiene suficientes reservas para hacer frente a una corrida y controlar la situación. ¿Es cierto? Cuando las autoridades del BCRA se jactan de disponer de reservas récord, parecen olvidarse que hubo un monje llamado Luca Paccioli que inventó la partida doble hace unos 600 años, que nos dice que hay un activo y un pasivo. El BCRA nos cuenta lo que tiene en el activo, pero no lo que tiene en el pasivo. Por ejemplo, los famosos U$S 46.000 millones de reservas tienen como contrapartida el equivalente a unos U$S 20.000 millones en Lebacs, Nobacs y pases pasivos, por lo tanto, a las reservas hay que descontarle esa deuda y se verá que la posición del Central no es tan sólida como se argumenta, porque, en el mejor de los casos, tendría U$S 26.000 millones para respaldar $ 100.000 de base monetaria (que también es un pasivo del BCRA). Salvo, claro está, que piense defaultear esa deuda. Y, agreguemos, que tampoco estamos seguros que queden U$S 26.000 millones de reservas limpias porque desconocemos cuánto vendió a futuro el Central y si hay otros pasivos tomados con entidades financieras del exterior.

Para no dar más vueltas sobre el tema que le preocupa a la población. ¿Por qué la gente le tiene miedo a otro corralito? La respuesta es que fue justamente el matrimonio gobernante el que, con sus avances sobre la propiedad privada, han generado pánico en la gente. La población le tiene miedo a lo que pueden llegar a hacer el gobierno. En la Argentina no hay ninguna conspiración, lo que hay es falta de instituciones y comportamientos autocráticos. Es eso lo que genera el pánico. Y por más que juren y firmen con su propia sangre que no tocaran los ahorros, ya nadie les cree. Es como el cuento del chico que mentía todo el tiempo gritando lobo, lobo. El día que apareció nadie le creyó.

Es cierto que hoy, a diferencia del 2001, la mayoría de los depósitos están en pesos y hay pocos dólares en los bancos. En el 2001 el BCRA no podía emitir dólares para prestarle a los bancos frente a la corrida. Ahora puede emitir pesos en forma de redescuentos si la gente sigue siendo atemorizada por las medidas que toma el gobierno, pero eso sería a costa de una llamarada inflacionaria y cambiaria.

Caída en el nivel de actividad. Inflación. Comportamientos agresivos contra la inversión. Distorsión de precios relativos. Cerradas las posibilidades de acceder al mercado voluntario de deuda. Nivel de gasto público récord. Un contexto internacional que nos trae viento de frente y encima los Kirchner quieren apropiarse de los ahorros de la gente generando pánico, cuando en el mundo están viendo como restituyen el crédito que es hijo del ahorro. Ese con el que se mete el gobierno.

Lamentablemente nos han metido en la tormenta perfecta.

Calculan que se perderán US$ 960 millones en el trigo


Según CRA, caerá la producción del cereal y los productores de soja trabajarán a pérdida

Pierden todos. Nadie gana. Por la caída en la producción de trigo, calculada por fuentes privadas en 4 millones de toneladas, como mínimo, por debajo del registro de 2007, cuando se alcanzó a 16 millones de toneladas, a la Argentina le van a ingresar en esta campaña, a valores actuales, casi US$ 1000 millones menos.

Así lo expresa un informe elaborado por Néstor Roulet, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

Esa cifra, calculada exactamente en US$ 960 millones, engloba tanto lo que el Estado recaudará de menos por las retenciones a la exportación como lo que resignarán otros eslabones comerciales, como los proveedores de agroquímicos, semillas y fertilizantes, los prestadores de siembra y cosecha, los transportistas y hasta los productores, que también verán mermados sus ingresos.

?Con una menor producción, todos pierden; no es como dijo la Presidenta, que algunos quieren ganar mucho a expensas de otros que ganan poco. Pierde el país, al que le van a ingresar US$ 960 millones menos por la menor producción, ya que lo que se deja de producir (por los 4 millones de toneladas) es 100% saldo exportable. Y pierde el Estado al entrarle menos ingresos: sólo de retenciones [del 28%] son 268,2 millones de dólares?, afirmó Roulet.

Un cóctel conformado por la sequía, mayores costos y la incertidumbre por la política oficial llevaron a que este año se sembraran 1,16 millones de hectáreas menos que en 2007, lo que, con 4,48 millones de hectáreas, constituye una de las superficies más bajas de las últimas tres décadas. La menor producción también es uno de los peores registros.

?Si bien parte de esta merma de la producción se la podemos asignar a la sequía, debemos destacar también la menor superficie de siembra por el desaliento que producen las intervenciones del Gobierno en los mercados y por la aplicación de una menor tecnología, a causa de que en la medida en que se elevan los costos y no hay una reacción positiva en los ingresos, el productor deja de fertilizar o pone menor cantidad de fertilizantes?, indicó Roulet.

El trabajo profundiza, además del número global del menor ingreso y lo que dejará de percibir el Estado, cómo se distribuirá toda la pérdida, considerando otros actores.

En este sentido, el rubro de los agroquímicos, semillas y fertilizantes, integrado por importantes proveedores de estos insumos, tendrá US$ 311,04 millones menos de ganancia por la caída de la producción. Por otra parte, quienes se dedican al acondicionamiento y a la comercialización tendrán una merma de US$ 34,56 millones, a lo que hay que agregar otros US$ 69,12 millones del rubro administración, seguros e infraestructura. Por el rubro labores de siembra se contabiliza una pérdida de US$ 103,68 millones. En tanto, el productor deja de ganar, por la caída de la producción, 41,47 millones de dólares.

Todos pierden

En este contexto, el rubro cosecha, en el que hay contratistas que prestan el servicio de recolección del cultivo, va a dejar de facturar en esta campaña 63 millones de dólares, por haber caído la superficie de siembra y, por ende, la por recolectar.

Por si fuera poco, los transportistas también van a ganar menos, y en este caso se debe a que por la baja de la producción van a realizar una inferior cantidad de viajes. Los camioneros van a dejar de hacer 133.000 viajes (en cada uno de los cuales llevan 30 toneladas) y tendrán una merma de ingresos de 69 millones de dólares.

Considerando que entre el año pasado y el actual la tonelada de trigo cayó más de 100 dólares, los números sobre la pérdida en el cultivo podrían ser todavía más pesimistas.

A todo esto, CRA presentó un trabajo que indica que con el actual régimen de retenciones el productor sojero promedio trabaja a pérdida. ?Dados los precios actuales de la oleaginosa, la estructura de costos vigente y un rinde promedio de 26,7 quintales por hectárea, que es el rendimiento promedio del país de los últimos cinco años de acuerdo con la Secretaría de Agricultura, el productor no logra cubrir, con los ingresos de la cosecha, los gastos de producción?, dice el informe, elaborado por el secretario de la entidad, Javier Jayo Ordoqui, que tomó como parámetro de medida el modelo de siembra directa de la Asociación de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) y un valor promedio de arrendamiento de 12 quintales de soja.

Según el estudio, ?con retenciones iguales o mayores al 30%, el margen resulta negativo; asimismo tampoco sería tolerable una alícuota de retenciones superior al 25%, ya que con esa tasa es altamente probable que el productor tenga quebrantos?. A modo de ejemplo, hoy pagando un arrendamiento de 16 quintales se pierden 113 dólares por hectárea.

Para Jayo Ordoqui, ?los números son elocuentes y demuestran cómo, con este nivel de precios, las retenciones hacen inviable el negocio agrícola y se tornan claramente confiscatorias, puesto que mientras los productores pierden plata, el Estado sigue cobrando sumas siderales?.


martes, 16 de septiembre de 2008

Algunos problemas de la Argentina reducen el impacto de la crisis

Señalan que el golpe es menor porque el país sigue aislado de los mercados financieros internacionales. Pero advierten que de todos modos se sentirá. Aunque reconocen que la caída es una de las más grandes en muchas décadas, también dicen que todavía está lejos de la depresión de 1930.
Economistas y otros analistas financieros coinciden en que la actual crisis de los mercados globales está entre las más importantes desde el crack financiero de 1929 y la depresión de la década del &30, que comenzó y afectó especialmente a los Estados Unidos. Pero también señalan que la situación actual todavía está muy lejos de la profundidad de esa debacle.

En cuanto a la situación de la Argentina, destacan una suerte de protección debida, sobre todo, al aislamiento que vive el país de los mercados internacionales de crédito. Pero remarcan que la crisis impactará por la menor demanda por parte de los principales compradores de los productos locales y el menor "viento de cola" por efecto de la contracción de la economía mundial. Algunos opinan que los inversores se refugiarán en ladrillos y commodities.

Así opinaron hoy distintos economistas tras la quiebra de la banca de inversiones estadounidense Lehamn Brothers:

Guillermo Francos, presidente del Banco Provincia (Mitre)

"Creo que esta vez la crisis financiera internacional no nos toca. En general, los números de nuestra economía son sólidos (...) La gente va a salir de los mercados financieros internacionales y va a tratar de refugiarse. La tendencia, sobre todo en nuestros países, va a ser ir hacia los activos físicos, va a haber mucha compra de propiedades, y los commodities van a seguir siendo buenas inversiones".

Carlos Heller, titular de Banco Credicoop (América)
"Hay una crisis global y en todo caso vale la pena ver por qué. (A nivel local) no se puede hacer ninguna comparación con el 2001; las diferencias son notables. Afortunadamente, y espero que se entienda por qué lo digo así, Argentina tiene un problema serio: el escaso financiamiento".

Aldo Pignanelli, ex presidente del Banco Central (Mitre)

"El mundo financiero está viviendo la caída de una forma de hacer negocios basada en un sistema muy endeble, que es el apalancamiento. Esto se ha derrumbado totalmente. (Ben) Bernanke (el titular de la FED) llegó tarde a todos lados. La Reserva de Estados Unidos y el Banco Central Europeo reaccionaron el día después (...) La Argentina ha estado descolgada del mundo financiero. Pero vamos a vivir un severo ajuste de la economía mundial y en eso no vamos a estar tan prevenidos porque el viento de cola va a ser menos fuerte. Invertiría en soja."

Mario Blejer, ex presidente del Banco Central (Del Plata)

"Lo que pasó ayer (la caída del Lehman Brothers) fue algo bastante serio y, en cierta medida, inesperado. La magnitud de la crisis se viene extendiendo. De todos modos, la magnitud de la recesión todavía es mínima. Nadie está aislado de lo que pasa en el mundo. Los mercados financieros se han cerrado muchísimo para los países emergentes".

Claudio Loser, ex director regional del FMI (Mitre, Radio 10 y Rivadavia)

"No es todavía una situación de caos, yo no veo algo como lo del &30. A mi juicio, la caída mundial va a terminar relativamente pronto. Sí va a haber una pérdida de confianza importante en el sistema bancario de los Estados Unidos (...) Los bancos en Argentina no corren peligro".

Javier González Fraga, economista (Continental)

"Todavía estamos muy lejos de algo parecido a lo del &29, porque en aquel momento hubo una depresión. Acá nadie habla de recesión. La economía de Estados Unidos sigue creciendo, pero a nivel más lento (...) La Argentina le vende mucho a Brasil, China e India, y esas economías van a estar golpeadas porque le venden mucho a Estados Unidos".

Miguel Kieguel, economista (América)

"El gobierno norteamericano se equivocó (al permitir la quiebra de Lehman Brothers), porque se entra en un pánico financiero. Cuando cae un banco de este tipo, la gente se pregunta cuál es el próximo que caerá. No es un problema de tasas, sino de regenerar confianza".

Eduardo Costantini, empresario inmobiliario (Mitre)

"Esta es la crisis más grande que vive la historia después de la gran depresión del &30. Vale una crítica fuerte al sistema norteamericano, que cada cinco años produce un exabrupto especulativo (...) El inversor hoy está desconcertado. Las tasas de interés son bajas, el dólar no sube, los bonos no dejan de caer, las bolsas bajan y muchos piensan que invertir en inmuebles es más seguro. Nuestra economía presenta problemas porque no hay un plan coherente. Nunca he visto un panorama tan incierto".


Fuente: Clarín.

jueves, 22 de mayo de 2008

Se diparó el precio del petróleo de referencia en Europa


El Brent, que traspasó los US$ 135, sufrió el impacto de la decisión de anteayer de la OPEP y la especulación financiera.


LONDRES (AFP).- El barril de petróleo Brent alcanzó hoy un nuevo record al cotizarse en US$ 135,09, impulsado por los temores sobre la oferta a corto y medio plazo, la pasividad de la OPEP, la baja sorpresiva de las reservas de crudo estadounidense y las compras especulativas.

El Brent superó el light sweet crude para entrega en julio que se elevó hasta US$ 135,04 el barril en los intercambios asiáticos. Desde el ayer la histeria se apoderó de los mercados y el petróleo no dejó de subir a 130, 131, 132, 133, 134 y 135 dólares.

Las reservas. El departamento estadounidense de Energía anunció el miércoles que las reservas de crudo de Estados Unidos, que se suponía tenían que crecer, bajaron en 5,4 millones de barriles durante la semana que terminó el 16 de mayo.

Al contrario de lo que se esperaba, las reservas de gasolina bajaron en 800.000 barriles. Las reservas de productos destilados (gasoil y fuel para calefacción) aumentaron, pero menos de lo previsto.

La noticia ahondó aún más el sentimiento de que el margen entre la oferta y la demanda se está reduciendo peligrosamente mes tras mes: la oferta sigue con suma dificultad la demanda de los países emergentes que crece sin parar.

Mientras tanto en la República Argentina sigue el estricto control sobre las petroleras no dejando que la fluctuación externa altere la paz del gobierno respecto de los costos de este tipo de energía que moviliza un país entero y que; a pesar de muchos esfuerzos finalmente se deberá ajustar ya que la ecuación de las petroleras no cierra en base a la tasa de inflación Argentina que no sede y está tapada por el ministerio de economía.

Se avecinan tiempos difíciles en esta puja de poder , absolutismo y cuasi dictadura democrática.

lunes, 5 de mayo de 2008

El Gobierno Vs El Pueblo

1. La tensión político-económica, hace conveniente destacar que hoy no es posible un colapso como el que sufrió la Argentina en 1989 con la hiperinflación o en 2001 con el estallido de la convertibilidad. El modelo de crisis que hoy puede sufrir la Argentina es lo que ha sucedido en la última semana de abril en Venezuela. Este país tiene 30% de inflación anual y Chávez impuso control de precios, incluyendo los alimentos. Esto llevó al desabastecimiento, la comida subsidiada para los sectores populares terminó desapareciendo o siendo vendida en el mercado negro y finalmente el gobierno venezolano se vio obligado a aceptar la realidad que venía eludiendo y postergando. Para que aparezcan los alimentos fue necesario aceptar su valor real. El precio del pollo aumentó así 84%,- alimento fundamental en ese país,- y los demás alimentos tuvieron aumentos menores pero de gran magnitud.
Esto ha sucedido al mismo tiempo que el precio internacional del petróleo, que es la principal exportación del país y su mayor fuente de recursos fiscales, alcanza un nivel record entre 110 y 120 dólares. En este contexto, si las elecciones municipales que tendrán lugar en noviembre se realizaran hoy, Chávez sería derrotado. La causa es simple: la inflación y al falta de alimentos erosionan el consenso de cualquier gobierno, ya desde la época del Imperio Romano, donde ya se recurría a subsidiar al pan para evitar revueltas populares.
2. El Pacto Social anunciado por el oficialismo para el 25 de mayo, cuando el kirchnerismo cumplirá cinco años en el poder, se asemejaría al tipo de controles que acaba de fracasar en Venezuela. Es así como no sólo en la Argentina la negación a aceptar la realidad está gestando la crisis más gratuita de la historia, sino que ello esta sucediendo al mismo tiempo que en Venezuela, se está mostrando con algunos meses anticipación lo que sucederá en el país con el rumbo que se está tomando. Los economistas han venido preguntándose que sucedería en el momento que Kirchner -asumiendo en este caso que es quien sigue ejerciendo el poder real detrás de su esposa- tuviera que tomar decisiones en situación de restricción económica. Es que durante veinte años de poder político -cuatro como Intendente de Río Gallegos, doce como gobernador de Santa Cruz y otros cuatro como Presidente de la Nación- siempre gobernó en una situación de bonanza en materia de recursos. Ahora, por primera vez tiene que tomar decisiones con restricciones. En ello influye que el aumento del gasto público nominal entre el 30 y el 40% anual ha creado una situación de crisis. Para continuar con este nivel de gasto -necesario para mantener las lealtades políticas, sindicales y empresarias- se hace necesario seguir emitiendo y aumentando los impuestos en un contexto de inflación creciente.
3. En la restricción, el kirchnerismo está mostrando un fuerte déficit de gestión. Nunca se reemplaza un ministro de Economía a la media noche de un jueves, sino que es necesario hacerlo en la tarde del viernes. De esta manera se cuenta con dos días sin mercados -sábado y domingo- para clarificar mensajes y diluir incertidumbre, de manera que el lunes por la mañana, al abrir los mercados, lo hacen con la incertidumbre resuelta o, por lo menos, reducida. El derrumbe de los mercados del último viernes de abril fue por no haber respetado esta regla básica, de reemplazar los ministros de Economía el viernes por la tarde y no durante la semana. Paralelamente, tanto Kirchner como Cristina siguen insistiendo con el mensaje de que no van a enfriar la economía. En el actual contexto, ello es decirle a
quienes toman decisiones económicas que no habrá política anti-inflacionaria, justo en el momento en que la confianza económica ha entrado en crisis. A ello se agrega que falta un año y medio para las elecciones, por lo cual este discurso -que aumenta la incertidumbre económica- no puede explicarse por ninguna urgencia electoral.
Por último, el anuncio de que el 25 de mayo habrá un Pacto Social que frenará la inflación mediante acuerdos, controles e incluso congelamientos, es anticiparle a quienes toman decisiones económicas, que tienen sólo algunas semanas para aumentar los precios, dado que después de la fecha patria no se podrá hacerlo.
4. La segunda parte del interrogante era si en el momento de restricción, Kirchner se iba a inclinar por soluciones pragmáticas al estilo Lula o medidas populistas como las de Chávez. Hasta ahora va más en dirección del Presidente venezolano que del brasileño. Con sólo mirar lo que acaba de suceder en Venezuela es suficiente para cambiar el rumbo que ha tomado el gobierno y evitar la crisis en ciernes, que no es ni necesaria ni inevitable.
Pero el problema de la política argentina es que no siempre ocurre lo lógico y con demasiada frecuencia sucede lo improbable. Es a partir de esta curiosa y paradojal regla, que el kirchnerismo ha creado la crisis más gratuita de la historia. Decisiones simples y sencillas todavía pueden evitarla, pero hasta ahora no aparecen señales de que vayan a hacerlo. Frente al conflicto del agro, la estrategia real del gobierno es prolongar una negociación confusa, de manera que los autoconvocados se precipiten a la ruta quebrando el frente del sector. Es posible que obtenga el objetivo, pero a costa de que la protesta se hará más anárquica e incluso inmanejable. En el frente externo, el hecho que 175 hayan votado a favor de la reforma del FMI y sólo 3, Argentina, Angola y las islas Palau lo hayan hecho en contra, muestra que la administración Kirchner no está poniendo atención a las señales externas que pueden generar desconfianza en el campo económico.
5. En conclusión:
a) Pese a la tensión político-económica que vive la Argentina, hoy no es posible un colapso como el de 1989 o 2001, pero si es posible una crisis como la que está viviendo Venezuela.
b) El Pacto Social que el gobierno anunciará la administración Kirchner el 25 de mayo, puede profundizar controles e incluso congelamientos.
c) Frente a la restricción económica, el Kirchnerismo muestra una fuerte incapacidad de gestión.
d) Al mismo tiempo, es claro que en la dificultad, gira más en la dirección de Chávez que la de Lula.

miércoles, 9 de abril de 2008

¿Tú también, Brutus?


Mientras el modelo económico instaurado por el kirchnerismo empieza a hacer agua, la estrategia de haber creado enemigos por doquier también muestra sus debilidades y riesgos.


Por Roberto Cachanosky


El gobierno kirchnerista optó por una política económica que, lejos de estimular la inversión, estuvo basada en la redistribución compulsiva del ingreso intentando comprar voluntades gracias a los favores económicos que graciosamente otorga. Este modelo, limitado a la reactivación de la capacidad productiva existente y sin horizontes de ser ampliado, conduce, inevitablemente a un estado de conflicto social permanente, en el cual el caso del campo sólo ha sido uno de los tantos detonantes posibles. Veamos la maraña de redistribuciones a la que apeló el Gobierno. En primer lugar, el famoso tipo de cambio competitivo. Además de generarle ingresos fiscales más altos surgidos de las retenciones con un dólar caro, el Gobierno le dijo a sectores que sustituyen importaciones: “te doy un tipo de cambio alto y te reservo el mercado para vos”. Para poder subsidiar el tipo de cambio competitivo tuvo que cobrar un impuesto inflacionario creciente, situación que empezó a crear malhumor en la sociedad. Apareció, entonces, Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, quien implementó una serie de controles de precios y regulaciones para tratar de frenar la inflación que genera el Banco Central (BCRA) mediante su política económica. En vez de actuar sobre las causas de la inflación, el Gobierno empezó a actuar sobre las consecuencias, y no tuvo mejor idea que meterse en un esquema que cada vez lo embrolla más. Aplicó una contra redistribución diciéndole a los productores: “te reservo el mercado para vos, pero te controlo los precios y las utilidades”. Así, entonces, estableció controles de precios, cupos de exportación, prohibiciones de exportación y demás medidas intervencionistas. El problema es que, anclados en políticas que ya han demostrado su ineficacia, el kirchnerismo creyó que los que se beneficiaban del tipo de cambio competitivo iban a invertir, cosa que no ocurrió. Por el contrario, disminuyó la oferta. Llegó así a una situación en que mientras el BCRA seguía inflando la moneda, la oferta disminuía por efecto de las medidas de Moreno y se combinan inflación con creciente desabastecimiento. Creciente desabastecimiento que ya se notaba en las góndolas de los supermercados antes del paro agropecuario y que estaba condimentado por productos de menor calidad para compensar los menores precios establecidos por el comisario de precios. Los dirigentes sindicales dijeron: “me parece bien tener un tipo de cambio competitivo, pero el impuesto inflacionario yo no lo pago”. Así, el año empezó con reclamos salariales que duplican la inflación informada por el INDEC. El resultado es que la idea de darle rentabilidad a las empresas vía la reserva del mercado empezó a licuarse por los aumentos de salarios y costos, con lo cual la rentabilidad vuelve para atrás y las empresas empiezan a reclamar un dólar más alto. Dado que el Gobierno no tiene superávit fiscal suficiente para subir aún más el tipo de cambio nominal, el BCRA tendrá que seguir financiando el esquema con más inflación, llevando a los dirigentes sindicales a mayores presiones por salarios y a los empresarios a pedir un tipo de cambio cada vez más alto. La carrera precios, salarios y dólar recién comienza y todo parece indicar que el Gobierno está dispuesto a darle cada vez más vértigo. Por otro lado, para sostener artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos le dijo a las empresas: “comete el stock de capital, pero no me muevas las tarifas”. Las empresas se comieron el stock de capital y el Gobierno agregó otro problema: la crisis energética, tantas veces negada y ahora explicada bajo el ridículo argumento que falta energía y combustible porque la economía crece. ¿Qué idea tuvo el Gobierno? Distribuir subsidios para la energía y el transporte público con lo cual el gasto público aumenta. Como el gasto aumenta, tiene menos superávit fiscal para disciplinar a gobernadores e intendentes que es el esquema de poder del kirchnerismo. Decidió, así, inventar esto de las retenciones móviles porque considera que el campo gana mucha plata por la soja. Un yuyito según la presidente. El esquema era: le doy energía y transporte barato a la gente y lo financio con consumo de capital y más impuestos para otorgar subsidios. Como el campo reaccionó mal, ahora propone otorgarles subsidios a algunos productores. El problema es que los productores, que no son idiotas, dicen: “Vos me sacás la plata de mi trabajo y después me querés dar parte de esa plata bajo subsidios, con lo cual me transformás en un esclavo tuyo, por lo tanto no acepto la propuesta”. Como en vez de expandir la producción vía inversiones, el Gobierno desestimuló la producción, ahora tiene que importar energía para evitar una crisis energética mayor. Y esa importación no tiene el precio que Moreno dicta, sino el internacional. El Estado tiene que poner más plata para mantener artificialmente bajas las tarifas de ciertos servicios públicos porque si no estalla la inflación y el conflicto social puede acentuarse. Así, la idea de desacoplar los precios internos de los internacionales del ministro de Economía parece encontrarse con una realidad que se le ríe en la cara, diciéndole: “si vos querés combustible barato, andá a convencerlo a Chávez de que te mande fuel oil al precio equivalente de tu mercado interno, es decir a 1,7 dólares por millón de BTU, en lugar de los 13 dólares por millón de BTU que pretende obtener el socialista presidente de Venezuela”. Mientras tanto, mediante una triple carambola, los intendentes y gobernadores, que se morían por sacarse la foto junto al matrimonio presidencial y así hacerse acreedores del cheque correspondiente, ahora se encuentran en un dilema. Tienen el cheque, pero también tienen a sus votantes que trinan. Las provincias no se incendian por falta de fondos sino porque la gente se reveló contra la caja unitaria del Gobierno. Tienen el puente y la ruta que, cual monarca, les financia el gobierno central, pero también tienen a la gente en la calle protestando por la creciente confiscación impositiva más la inflación. Como decía antes, el modelo de los Kirchner no pasa por crear un clima de negocios que aumente la oferta de bienes y servicios y la población mejore en sus condiciones de vida gracias a la mayor productividad. El modelo es: “yo tengo la caja y redistribuyo a mi antojo para disciplinar a todo el mundo”. La chequera manda. El problema es que para que haya fondos en la cuenta corriente y el cheque no venga rebotado, tiene que haber producción y la producción en el modelo actual tiende a disminuir por causa de las regulaciones. Ejemplo, hoy el Gobierno habla de diversificar la producción agropecuaria produciendo más lácteos, trigo y carne. Sin embargo, resulta que cada vez hay menos carne, trigo y lácteos porque el Gobierno ahogó su producción para redistribuirla a precios artificialmente bajos. Basta recordar a Néstor acusando a los productores de carne de querer lucrar con el hambre del pueblo argentino. Adoptó medidas ridículas y hoy pide más producción de carne, mientras Brasil y Uruguay festejan los desatinos de la política económica argentina que les permitió conquistar nuevos mercados de la carne en el exterior. Lo mismo le pasa con los lácteos, la energía y demás productos. Lo que se ve claramente, entonces, es que la construcción de poder se basa en el manejo centralizado de la caja. Como la caja depende de la generación de bienes y servicios, la base imponible para obtener más caja se achica porque hay cero estimulo a la inversión. Resultado, el modelo de construcción de poder del kirchnerismo tiene su propia semilla de autodestrucción. ¿A qué conducen todos estos desatinos? A un estado de conflicto social permanente en el que tendremos inflación, desabastecimiento, caída del salario real, baja en la rentabilidad de las empresas y descontento generalizado. La inflación cero de Gelbard empieza a mostrarle la horrible cara de otro rodrigazo a un Gobierno que se entretuvo peleándose con la Iglesia, los militares, la policía, los medios de comunicación, los productores agropecuarios, los fondos de inversión que quieren un CER más alto y el FMI, por citar solo algunos ejemplos. Antes de terminar, me olvidaba de un punto que no es menor. Como si todo esto fuera poco, este año el Gobierno tiene gruesos vencimientos de deuda pública. Hoy, la deuda pública llega a los 144.700 millones de dólares versus los 144.500 millones de dólares que había en 2001 cuando alegremente declaramos el default. Después de haber hecho la quita más grande la historia, de haberle pagado toda la deuda al FMI y dejar fuera del canje U$S 28.000 millones tenemos una deuda igual a la del 2001!!! Y encima, el tipo de cambio real baja permanentemente por efecto de la inflación llevándolo a niveles cercanos a lo que regían durante la convertibilidad. El desafío es no caer en otro default siendo unos parias en el mercado de capitales internacional que, por cierto, está bastante complicado. En síntesis, en cinco años, el kirchnerismo disparó el gasto público hasta niveles que no son financiables, agobió a la población con impuestos, recreó el monstruo de la inflación, se consumió el stock de capital, llevó la deuda pública hasta el mismo nivel que teníamos cuando se anunció el default y destruyó lo poco que quedaba de las instituciones. Y, como si fuera poco, durante estos cinco años se divirtieron crispando a la sociedad desde el atril, inventando enemigos todo el tiempo. Si siguen por este camino de enfrentamientos y poder hegemónico, denigrando a amigos y enemigos, donde ya se observan a gobernadores e intendentes disconformes con los atropellos del centralismo federal, algún día, cuando la caja agonice, mirando a algún piquetero adicto al Gobierno, podrán emitir la misma frase que Julio César: ¿Tú también, Brutus?

martes, 1 de abril de 2008

Un discurso diseñado para romper la unidad del campo

El Gobierno sabía que el campo rechazaría la propuesta. Las medidas habían sido conversadas el viernes pasado y, aun así, los ruralistas no habían despejado la ruta. ¿Qué buscaron, entonces, la Presidenta y el ministro Lousteau con el cuarto discurso explicativo en 20 días? Además del intento de recuperación del escenario político -esto tendrá una segunda parte, con el acto en la Plaza de Mayo de hoy-, dos argumentos se escucharon anoche en la Casa Rosada. Un ministro, un economista, un diputado, un sindicalista y un embajador, todos kirchneristas y consultados por LA NACION, coincidieron en las razones. La presidenta Cristina Kirchner señaló varias veces, como para que a la sociedad -la de las cacerolas, básicamente- no le quedaran dudas, que los productores agropecuarios no sólo no perdían plata con las nuevas retenciones móviles, sino que, por los vaivenes del precio internacional de la soja, la rentabilidad del campo había crecido respecto de la época de la siembra. Intentó así desarticular la idea de que el pequeño o mediano productor quedaba al borde de la quiebra. Le apuntó a la teoría de la martirización, concretamente. Y para los casos en que sí podía advertirse riesgo de desaparición, presentó subsidios y devoluciones. El mensaje a la clase media urbana fue que no defendiera a quien estaba ganando buenas cantidades de dinero. Pretendió romper la solidaridad de la ciudad con el campo. También se ocupó de señalar que "el 80% de los productores" -los "pequeños productores", como diferenció- recibiría compensaciones económicas, que se subsidiaría el flete para quienes producen a más de 400 kilómetros de los puertos y que hasta se crearía una subsecretaría rural, promesa que empezó cuando Felisa Miceli era ministra de Economía. En este cuadro, la Presidenta no anunció siquiera un caramelo para los grandes. La diferenciación entre grandes y chicos tuvo como destinataria exclusiva la hasta aquí histórica unión del campo. Con promesas para los pequeños productores, pero ningún incentivo para los gigantes del agro, Cristina Kirchner trató de desvincular de las protestas en las rutas a la combativa Federación Agraria, entidad que concentra a los productores más chicos. Romper el acuerdo de las cuatro entidades del agro lesionaría la fortaleza de la protesta en el interior y permitiría el tránsito de los camiones con productos del campo, argumentaron anoche en el Gobierno. No se produciría, así, el temido desabastecimiento.
* * * El contenido del discurso comenzó a diseñarse en Olivos durante el fin de semana, con Néstor Kirchner como actor protagónico. El Gobierno percibió que, a pesar de la reunión de funcionarios con líderes de la protesta agraria, el viernes, poco había cambiado en las rutas. Hubo llamadas entre los dirigentes rurales y dirigentes como Alberto Fernández y Javier de Urquiza. Pero no se llegó a ningún acuerdo y entonces el Gobierno decidió organizar el acto con mensajes de la Presidenta y del ministro de Economía. "¿Para qué los íbamos a citar de nuevo si la postura del campo era intransigente?", explicó un ministro. El agro, como esperaban, rechazó los anuncios. Los productores desconfían. La subsecretaría rural fue prometida hace más de dos años y los registros para entrar en el club de los subsidios pueden demorar meses. El tiempo de la cosecha es ahora, y por eso piden que se suspendan por 90 días las retenciones móviles. Ambos juegan al desgaste del otro mientras el conflicto no advierte una salida.

lunes, 10 de marzo de 2008

La Argentina cae como proveedor mundial

Se pierden oportunidades respecto de los principales exportadores de carne, como Brasil.

Las distintas restricciones impuestas a la exportación de carne y el creciente aumento del consumo interno (con casi 68 kilos per cápita al año, es el principal país consumidor del mundo), ambas situaciones impulsadas por el Gobierno, hicieron que la Argentina perdiera su lugar como el principal exportador de este producto. La cadena de factores que explica la situación podría resumirse así: en el plano interno, se le da prioridad al consumo a través del control de precios y la limitación para vender en el exterior (mediante retenciones, suspensiones, cupos, trámites burocráticos para habilitar los cupos e intervención en el mercado de compraventa de hacienda). Además, los altos precios internacionales de los granos desincentivan la producción de carnes (un negocio cuyo ciclo es de tres años) en favor de la siembra de soja. En el plano externo, Brasil tomó otro camino y promovió la producción local para la exportación (con subsidios, exenciones impositivas y créditos blandos) y el sector privado acompañó la política oficial internacionalizando sus negocios: el brasileño JBS, principal frigorífico de carnes del mundo, compró en 2007 Swift de Argentina y, el martes último, hizo lo propio con dos frigoríficos norteamericanos (Smithfield Beef Group y National Beef Packing Co) y el australiano Tasman Group, por un total de US$ 1300 millones. Es cierto que el negocio brasileño es el volumen, mientras que el argentino es la calidad. Aun así, Brasil importó genética argentina para mejorar la productividad de sus rodeos y la calidad de su carne. Según Javier Martínez del Valle, de la Asociación de Exportadores de Carne Vacuna, Brasil no sólo es muy agresivo en cuanto a exportación de carnes, sino que además vende a precios muy bajos debido a su fuerte apoyo interno. "Hace años que tiene un programa de exención de impuestos provinciales. Así, en diez años saltó de 200.000 a 2,5 millones de toneladas exportadas". Pero como exportar no sólo es cuestión de volumen y precios, Brasil tomó una posta que también dejó caer la Argentina: la continuidad y la confiabilidad en la provisión. "La Argentina crecía como exportador de carne hasta que, en noviembre de 2005, preocupado por el precio interno, el Gobierno comenzó a restringir la exportación para terminar con cierres transitorios en 2006. Brasil, en cambio, optó por más producción para exportar más, política que evita el conflicto entre los mercados doméstico e internacional", dijo Javier Martínez del Valle. Pero el descenso argentino como proveedor mundial, por otros motivos, empezó años antes. La aftosa era recurrente en el rodeo nacional y la prematura decisión de declarar al país libre de la enfermedad sin vacunación, que poco tiempo después tuvo como consecuencia el resurgimiento de los brotes, provocó el cierre del mercado europeo y del que más crecía entonces: el sudeste asiático. Por otra parte, "no se aprovecharon las crisis sanitarias y alimentarias que tuvieron la Unión Europea (UE), primero, y los Estados Unidos, después, con «el mal de la vaca loca» [BSE, según sus siglas en inglés]. Australia y Nueva Zelanda se adueñaron de los mercados que abandonó Estados Unidos (Japón y Corea), desatendidos por la Argentina, justamente, a causa de la aftosa. En tanto, Uruguay aprovechó y logró que Estados Unidos le abriera su mercado", resumió el especialista. Como nunca el mundo está comiendo carnes rojas, y como pocas veces hay tantos nichos. En su modo comunitario de decidir sus políticas, la UE estableció una baja de la producción local de carnes. Por su parte, Rusia, que atraviesa un gran momento de crecimiento económico, se topó con un déficit de producción local y la reducción de la oferta comunitaria, lo que no deja de ser una oportunidad para la Argentina. Dentro de la contravención al libre comercio que encarna la actual política argentina en carnes, menos lógica aun tiene que la restricción no sea selectiva. Alberto de las Carreras, vicepresidente de la Cámara de Exportadores, recordó que la cuota de exportación que rige hoy es de 40.000 toneladas por mes, unas 480.000 toneladas por año (en 2007 la Argentina exportó por 525.000) en un momento de precios muy altos. El año último, el comercio mundial de carnes sumó 7,5 millones de toneladas (con un crecimiento inédito del 6% anual) y Brasil acaparó el 32% de ese total. "Europa parece no tener intención de ser un gran exportador de carnes como lo fue en las décadas del 80 y 90: en 2007 sólo exportó 175.000 toneladas", explicó. También golpeado por la BSE (antes del brote vendía 1,2 millones de toneladas y se desbarrancó a 300.000) Estados Unidos quiere volver al ruedo, con ventas actuales por 650.000 toneladas. La autoexclusión argentina favoreció el ascenso de la India, hoy tercer exportador mundial de carnes. "Hoy, la Argentina exporta lo mismo que Nueva Zelanda, un país del tamaño de Santa Cruz. Uruguay vende poco menos que nosotros (450.000 toneladas) pero concentra su producción en una superficie similar a la de la provincia de Córdoba", ilustró De Las Carreras. Viento a favor Para Marcelo Fielder, de la Comisión de Acción Política de la Sociedad Rural Argentina, el contexto actual de crecimiento económico en países en desarrollo del sudeste asiático y en las ex naciones soviéticas crea una coyuntura excepcionalmente favorable para el consumo de "proteínas rojas". "La Argentina es la estrella en el rubro, pero Brasil desarrolló consistentemente su ganadería en los últimos 20 años, protegiendo toda la cadena de valor, y se transformó en el primer exportador mundial", explicó. "Y Uruguay -continuó Fielder-, con calidad y sin volumen, y con problemas internos similares a los de la Argentina, resolvió el problema con políticas de Estado (rebajando los impuestos internos) y en cinco años, sin retenciones y con incentivos (las caravanas, por ejemplo, las paga el Ministerio de Agricultura), incrementó mucho su stock. Con una carne tan buena como la nuestra, siguen con problemas de volumen pero crecieron muchísimo en la exportación", explicó. En la Argentina, el Gobierno le dio un cariz popular al tema carnes. "Cada vez que sube es un escándalo (el rubro representa el 4,5% del índice de precios al consumidor), sin importar que la lluvia impida llevar hacienda a Liniers o que sea época de pocas pasturas, lo que implica necesariamente menos producción", dijo Fielder. Recientemente, Estados Unidos y Brasil tuvieron algún traspié comercial vinculado con fallas en la información brindada previa a la exportación. El socio mayor del Mercosur incluso tiene momentáneamente cerrado el mercado de la UE por ese motivo. "La Argentina tiene una brillante oportunidad para recuperarse, pero por lo que se lee en los diarios Moreno pondría aún más restricciones, con lo que, lejos de recuperarse, me pregunto si la Argentina no terminará importando carne", concluyó De las Carreras.

Pese al plan oficial, sigue habiendo menos ahorro de energía

El desahorro entre el 10 de febrero y el 9 de marzo fue de 311.685 MWh; los usuarios penalizados en el Puree duplicaron a los beneficiados.

El plan de ahorro de energía lanzado por Cristina Fernández de Kirchner en diciembre pasado parece no estar dando los resultados deseados. Por lo menos, así se desprende de los números publicados por el Gobierno mismo en el Boletín Oficial que confirman la tendencia al desahorro de los usuarios entre febrero y marzo. Justamente, el desahorro de energía de las tres distribuidoras Edenor, Edesur y Edelap fue de 311.685 MWh, según estimó la resolución 25/08 publicada hoy con los resultados del Programa de Uso Racional de Energía Elécrica (Puree) lanzado en mayo de 2005. En sintonía, los ususarios penalizados, en el marco de este programa para incentivar el ahorro racional, duplicaron a los bonificados (1.320.916 contra 648.234). Según los datos de las distribuidoras, los que menos ahorraron fueron los usuarios residenciales. El total de la energía facturada por las empresas fue 2.000.067 MWh mientras que el consumo en exceso llegó a los 499.554 MWh superando ampliamente al ahorro, que alcanzó los 187.870 MWh. Datos oficiales. A comienzos de este mes, el Indec reveló que el crecimiento de la demanda de energía eléctrica se aceleró en enero. Aumentó un 10,4% con relación a enero de 2007, hasta los 9771 gigavatios, un volumen que además fue un 0,1% superior al de diciembre último, según los datos oficiales conocidos ayer. A fines del año pasado, y tras admitir 50.000 cortes de luz, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, lanzó el ePrograma de Uso Racional y Eficiente de la Energía, que modificó el huso horario y prevé lograr en el mediano y largo plazo la sustitución de 1.022.000 lámparas de alto consumo por la misma cantidad de lámparas alógenas.

lunes, 25 de febrero de 2008

En este país, Goliat le gana a David

Por José Luis Espert.
Para LA NACION.

El año 2002 será recordado como uno de los peores de la historia argentina. Preludiado por las muertes de manifestantes en Plaza de Mayo durante los violentos hechos de fines de diciembre de 2001, presentó un triste escenario: varios presidentes ocuparon el sillón de Rivadavia en el primer trimestre; el dólar llegó a los cuatro pesos en julio; la estafa a los depositantes era récord; la caída de la actividad llegaba a magnitudes homéricas; el entonces presidente Duhalde amagaba con renunciar luego del asesinato de dos piqueteros en el puente Pueyrredón, y la pobreza, la indigencia y la inequidad distributiva llegaban a niveles nunca vistos.

Más tarde, y a pesar de que Néstor Kirchner repetía que todavía seguíamos en un recóndito subsuelo del infierno, 2004 fue uno de los mejores años de la zaga estrenada en 2002 y que se ha dado en llamar "modelo productivo": récord de superávit fiscal; inflación por debajo de un dígito; significativas mejoras de los salarios reales; baja de la inequidad distributiva medida por el coeficiente de Gini; estancamiento de la suba de la brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre; recomposición de los depósitos bancarios, etcétera.

Entonces, comparar la performance económica de hoy con la de 2002 no parece nada desafiante. Todo lo contrario de 2004.

En 2007, el ahorro del país llegó al 24,8% del PBI, por lo que superó en el 3,5% el de 2004. La inversión privada más pública fue del 23,5% del PBI, superior en el 4,7% del PBI a la de 2004. Todo bien, pero el ahorro externo de los argentinos, que había llegado al 11,4% del PBI en 2002 por la fuga de capitales, se desplomó el año pasado hasta el 1,3% del PBI luego de haber llegado al 2,5% del PBI en 2004.

Este no es un tema menor, dado que el complicado escenario internacional por una posible recesión en los EE.UU.; la aprensión de los prestamistas del mundo a asumir riesgos de hundir dinero luego del colapso del mercado subprime norteamericano; nuestro regodeo con el tercermundismo retrógrado de Chávez; la disparatada pretensión de que el Club de París refinancie nuestra deuda sin acuerdo con el FMI y otras yerbas nos ponen lejos de tener entradas netas de capitales del exterior para financiar nuestra inversión. El tan deseado por muchos "vivir con lo nuestro" se hizo carne.

Constituye una buena noticia que la inversión crezca, pero en estas condiciones de aislamiento respecto del mundo civilizado y con una baja tasa de ahorro (relativa), en el corto plazo seguiremos teniendo que pagar el costo de una inflación verdadera del 25% anual.

La suba del ahorro nacional, respecto de 2004, se produjo a pesar del gran deterioro fiscal que llegó a déficit del 0,4% del PBI el año pasado (las conferencias de prensa de Martín Lousteau para anunciar las cifras del resultado fiscal nos hacen acordar a los precios del Indec de Guillermo Moreno) porque el sector privado ahorró 21,8% del PBI, sólo un punto menos que en 2002, cuando la gente trataba de vivir en inanición con tal de ahorrar y fugar capitales, pero a diferencia de hace seis años, ahora invierte tanto como en los mejores años de la convertibilidad.

Las tasas de interés reales negativas y el shock favorable de términos del intercambio que alcanza ya al 6% del PBI desde 2002 son la clave para entenderlo y, al mismo tiempo, el símil de la entrada de capitales en los 90 (aunque menos peligrosa, dada nuestra predisposición a defaultear todo lo que sea posible cuando la situación es crítica).

El derrumbe fiscal del 3,9% del PBI, a pesar de una recaudación récord histórica soportada por privados en blanco que pagan el equivalente a 45% del PBI de impuestos (igual que en el mundo desarrollado), desplazó gasto privado por una magnitud similar: el 3,4% del PBI. Pero si la inversión privada estuvo creciendo, quiere decir que el consumo privado cayó mucho más que 3,4 por ciento. Exactamente, el 6,4% del PBI en los últimos 3 años, algo más que la caída del 6,2% del PBI que tuvo desde 2002.

O sea, el aumento del gasto público de los últimos tres o cinco años fue todo contra una caída del consumo privado en el mismo período, a pesar de las mejoras en los salarios reales, los controles de precios y la política redistributiva del gobierno de Néstor Kirchner.

La caída del superávit fiscal (3,9% del PBI), a tal punto que en 2007 ya tuvimos déficit, se produjo a pesar que la recaudación de impuestos creció el 2,4% del PBI respecto de 2004, el mejor año fiscal desde la devaluación. Así, el gasto público creció el 6,3% del PBI (3,9 más 2,4) en los últimos tres años y esa magnitud es casi el 100% de lo que creció en los primeros cinco años de modelo productivo. Delirio de irresponsabilidad fiscal. Pero la soja, el trigo, el petróleo, el maíz y la contrarreforma provisional le dan al fisco una nueva oportunidad en 2008 de "disciplinarse".

Es más: la inversión privada creció a un promedio de casi el 2% del PBI en los primeros cuatro años de modelo productivo y desde 2004 lo hizo al 1% del PBI. Justo en el período en que el fisco perdió su superávit fiscal.

Entonces, la creciente participación del Estado (Goliat) en la economía, aun después de haber recuperado un peso histórico importante entre 2003 y 2004, fue a costa de la pérdida de vigor en el sector privado (David) que ha visto caer su consumo (como porcentaje del PBI) y desacelerar la tasa de crecimiento de su inversión.

Visión equivocada

Entonces, no se entiende por qué el Gobierno ha "decretado" que estamos en una senda de crecimiento sostenido cuando el sector privado es exprimido por los impuestos, sufre el destrozo del sistema de precios y tiene que competir con el Estado en un mercado de crédito bancario en el que un simple llamado de la Rosada a un banquero para que compre bonos del Gobierno pesa más que el mejor proyecto de inversión privada o una intachable trayectoria como pagador de préstamos para consumo.

Claro, después hay que ver al ministro de Economía perder el tiempo en analizar las "cadenas de valor" con distintos sectores privados para ver quién merece la plata pública barata bajo la forma de préstamos de bancos oficiales previamente acicateados por agencias de inversión, también estatales. ¿Por qué no deja el Gobierno de presionar con impuestos al sector privado y congela el gasto público nominal (ya es récord histórico como porcentaje del PBI) para tener superávit fiscal en serio y poder bajar impuestos en épocas de vacas flacas?

¿Por qué en vez de romper el sistema de precios con controles, aprietes, cierre de registros de exportación, intervenciones al mercado de Liniers o el de frutas para después terminar dibujando la inflación del Indec no se sincera que los precios suben al 25% anual y se hace algo coherente para bajarla? Dicho sea de paso, no será justamente el nuevo índice que está "cocinando" el intervenido Indec el que hará ello.

miércoles, 20 de febrero de 2008

El fracaso exportador

Gustavo Lázzari, director ejecutivo de la Fundación Atlas, analiza el desempeño de las ventas al exterior de la Argentina
Uno de los indicadores que esgrime el Gobierno para mostrar éxito en la gestión económica es el crecimiento en las exportaciones. Analizando detenidamente los números y puestos en comparación con el resto del mundo podemos concluir que:

Nuestro volumen de exportaciones es bajísimo

Nuestra participación en el mundo es menos que marginal

La Argentina no tiene una política exportadora consistente y sustentable

Por lo tanto, lo que el gobierno llama "éxito" debería denominarse "fracaso histórico".

La Argentina tiene una participación marginal en el comercio mundial. Según la OMC, en 2006, nuestras ventas al mundo representaron el 0,4% del total de las exportaciones mundiales.

El total de ventas al exterior de todos los países del mundo sumó u$s12.083 mil millones. La Argentina exportó u$s46.600 M. (A la fecha no están publicadas las cifras definitivas para el 2007, no obstante a los efectos del presente análisis los números consultados son por demás contundentes) y no cambian las conclusiones del presente análisis.

Relación con otras economías
Países geográficamente más pequeños como Sudáfrica, Hungría, Irlanda y Finlandia tienen una participación del 0,6%. En tanto que Portugal, Noruega, y Grecia participan con un 0,5%. Lo mismo sucede con Arabia Saudita, pero sus exportaciones están fuertemente sesgadas por el petróleo.

La Argentina exporta menos que otros 45 países entre los que se encuentran (sin considerar a las potencias económicas y los petroleros) países tales como Canadá, México, Malasia, Suiza, Austria, Brasil, Tailandia, Australia, Noruega, India, Irlanda, Polonia, Indonesia, República Checa, Dinamarca, Chile, Filipinas, etc.

En 1948 la participación argentina era de 2,8% del total de exportaciones mundiales. En 1953 1,3%, en 1963: 0,9%, en 1973: 0,6% y a partir de 1983 nuestra participación cayó al 0,4 por ciento.

Otros lo hicieron
Recuperar la participación de 1948 implica alcanzar un volumen de ventas de 338.300 millones de dólares (teórico). Un nivel similar al que actualmente tienen países como Canadá (389.000 mill), Bélgica (369.000 mill), Hong Kong (325.000 mill) y Rusia (304.000 mill). Es decir, si Argentina hubiera mantenido la participación en las exportaciones mundiales de hace 60 años, hoy estaríamos entre los diez primeros exportadores del mundo.

Quizás el mundo de la postguerra comerciaba menos y por ello nuestra participación ha sido tan importante aquel entonces ("granero del mundo"). Podríamos ponernos como objetivo recuperar la participación que teníamos en 1953, 1,3%. En tal caso deberíamos tener como meta exportar nada menos que u$s157.000 M.

Esto significa que deberíamos exportar tanto como hoy lo hacen Malasia, Suiza, Suecia y Austria. No es un objetivo descabellado. No obstante es imposible dada la actual política económica y nuestra virtual cerrazón al mundo civilizado.

Algunos prerrequisistos
Para lograr una participación del 1,3% del comercio mundial debería suceder, entre otras, algunas de estas dos opciones.

Que las exportaciones mundiales crezcan un 0% es decir que no aumente el comercio mundial durante 8 años y que nuestras exportaciones crezcan a una tasa similar a la que crecieron en los últimos a cinco años durante el "modelo productivo" (16%).

Que las exportaciones mundiales crezcan al mismo ritmo de los últimos cinco años (17%) pero que nuestro país exporte 25% más cada año durante los próximos 18 años. Esto quiere decir que si el mundo sigue como está, tenemos que hacer un esfuerzo exportador descomunal para alcanzar la participación que teníamos hace 55 años en el comercio mundial.

Si el mundo crece al 17% y nosotros seguimos con el "éxito kirchnerista" del 16% anual, nuestra participación decrecerá cada año. Paradójicamente en los noventa, nuestro país multiplicó sus exportaciones por 2,2. Entre la devaluación de enero de 2002 y el 2007 nuestro país multiplicó sus exportaciones sólo por 1,8.

Nuestros esfuerzos de venta son ciertamente pobres. La Argentina vende muy poco a países que compran mucho.

Las exportaciones argentinas representan el 8% de las importaciones de Brasil, el 13% de las compras de Chile, y el 21% de las de Uruguay. Sin embargo, le vendemos a Estados Unidos sólo el 0,26% de lo que compra. El mismo porcentaje respecto de las compras de Italia, el 0,10% de las de Alemania, el 0,08% de las de Francia, el 0,07% de las de Reino Unido, el 0,06% de las de Japón, etc.

En términos más simples. Por cada u$s100 que los americanos gastan fuera de los Estados Unidos en compras de mercaderías, sólo 0,26 centavos son provistos por los argentinos. Esto quiere decir que apenas una moneda de veinticinco centavos y un poquito más es lo que vendemos los argentinos al mayor mercado del mundo por cada u$s100 que ellos gastan.

Tampoco hemos resultado atractivos a la hora de venderle a los 30 países que importan mas de 90.000 millones de dólares cada año.

Los veinte mayores importadores representan un volumen de compra anual equivalente a 38 veces nuestro PBI. Sin embargo les vendemos en conjunto sólo u$s18.000 M, ¡menos de una moneda de veinticinco centavos por cada billete de cien dólares!

lunes, 18 de febrero de 2008

La inflación real argentina es igual a la de Etiopía y Sri Lanka

En los tres casos se ubicó cercana al 18% en 2007; incluso la oficial resultó alta en la región

Hace unas semanas un presidente de un banco central admitió que su país enfrenta "un problema sustancial de inflación".

No fue en la Argentina. El diagnóstico pertenece al australiano Wayne Swan. El 3 por ciento de aumento de precios durante el año pasado pareció demasiado para los habitantes de una tierra en la que sólo los canguros suelen dar saltos tan altos. En la Argentina, que tuvo en 2007 una inflación oficial de 8,5 por ciento, no suele oírse un diagnóstico similar de parte de funcionarios oficiales.

¿A qué países sí se parece la Argentina en materia de inflación? La respuesta abre un abanico de comparaciones ajustables a todos los gustos. Según cuál sea la inflación que se calcule, será otro el país al cual podría parecerse.

Por ejemplo, el Gobierno calculó que en 2007 la Argentina se pareció a Kirguizistán (que terminó el año con apenas una décima más de inflación que nuestro país) y aspira a que este año el país no vuelva a terminar peor que Nigeria. El presupuesto 2008 habla de 7,7 por ciento, mientras que se estima que los nigerianos tendrán un 8 por ciento de inflación.

En cambio, los técnicos del Indec que denunciaron la manipulación de los índices creen que la inflación criolla (que calculan en 26,2 por ciento) sólo fue superada por Myanmar, donde el alza de precios fue de 36,9 por ciento, lo que provocó una ola de protestas, en el contexto de la llamada "rebelión de los monjes", y una brutal represión por parte del régimen militar.

Récord mundial

Un caso aparte, y fuera de toda comparación, es el de Zimbabwe. El país africano acaba de batir un nuevo récord mundial al alcanzar una inflación anual de 66.000 por ciento.

El gobierno del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, había prohibido difundir datos oficiales sobre la inflación desde septiembre de 2007, cuando el dato anual alcanzó el 7900 por ciento. Sin embargo, un documento del Departamento de Estadística que trascendió en los últimos días indicó que la inflación en diciembre alcanzó el 66.212 por ciento.

El único consuelo que le queda a los zimbabuenses es que la cifra final fue considerablemente inferior a la que había proyectado el Fondo Monetario Internacional (FMI), que hace unos meses había anticipado que el país iba a terminar 2007 con una inflación de 150.000 por ciento.

Hay puntos intermedios. Un relevamiento de LA NACION sobre los cálculos que hicieron 20 economistas mostró a fines de 2007 valores que se ubicaron entre 17 y 18% para ese año. Eso pondría al país en una posición similar a la de Sri Lanka (17,7%) y Etiopía (17,8%) y muy cercana a la de Irán (19 por ciento).

Mención aparte merece la consultora que fundó el flamante aliado del Gobierno Roberto Lavagna. Pese a su acuerdo con Néstor Kirchner, no pudo evitar que hace unos días Ecolatina difundiera su estimación del índice de precios al consumidor para el año último: 23,9%. Ese porcentaje ubicaría la economía nacional en el cuarto puesto entre las de mayor inflación en el mundo, sólo superada por Zimbabwe, Myanmar y Venezuela (24,1%), y en línea con países como Eritrea, una nación africana cuyo PBI per cápita es menor al de la Argentina.

"Probablemente el caso argentino sea hoy el único entre las economías de ingresos medios-altos con esos niveles de inflación -dijo a LA NACION Claudio Loser, ex director del Departamento de Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI)-. Más aun, si se considera que en términos de poder de compra la Argentina tiene el nivel de ingreso per cápita más alto de América latina, la posición del país es aún más lamentable."

Problema regional

De los países con los que la Argentina mantiene una relación política y comercial fluida sólo Venezuela y Bolivia tuvieron una inflación mayor que la que admitió el Indec, mientras que Uruguay terminó en el mismo nivel (8,5%) y la sorpresa fue Chile, que quedó muy cerca (7,8 por ciento).

La aceleración de la inflación en países vecinos indica que el problema que enfrenta la Argentina no se explica únicamente por factores internos. Los especialistas destacan que la región está sufriendo en carne propia un efecto indirecto de la suba de los precios de sus exportaciones -básicamente, productos commodities - que repercute en un incremento en los precios de los alimentos.

Igualmente, hay países en América latina que demostraron que se puede combinar alto crecimiento económico con inflación baja, como Perú, que terminó 2007 con un crecimiento del PBI de 8 por ciento y una inflación de 3,9 por ciento.

Según Loser, hoy "la tasa de inflación promedio en el mundo es mucho menor a la de décadas pasadas, gracias a una acción muy eficaz de los bancos centrales, tanto de países avanzados como emergentes". El economista consideró que una tasa de inflación de 20 por ciento, que atribuyó a "datos independientes", mostraría "un grado de descontrol de las variables fiscales y monetarias que no está en línea con el grado de avance y sofisticación de la economía argentina".

Enfrenta Lousteau a Moreno

Seguirá el suspenso -y con él, la manipulación de cifras- en torno al nuevo sistema para medir la inflación. Es que, por un lado, Guillermo Moreno quiere que su puesta en marcha sea inmediata, porque "ya están todos los cambioslistos". Pero, por el otro, en Economía se resisten. Martín Lousteau asegura que las modificaciones "no fueron testeadas" y que faltan más estudios técnicos para que el futuro índice no genere controversias desde su nacimiento.Es la forma que encontró el ministro para oponerse al secretario de Comercio y no terminar como su antecesor, Miguel Peirano, que tuvo que dejar su puesto por sus dificultades para contener a Moreno. La última palabra la tendrán, en definitiva, en Casa Rosada, donde también procuran acabar con las críticas de analistas privados y hasta del FMI por la forma oficial de medir la inflación. Mientras tanto, se esperan más manipulaciones de los índices en febrero y marzo.


Seguirá el suspenso, y la manipulación de cifras, en torno al nuevo sistema para medir la inflación. Por un lado, Moreno quiere su puesta en marcha inmediata, y por otro, Lousteau dice que las modificaciones no fueron testeadas.